La escultura en bronce de la ninfa Calipso, obra del escultor ceutí Ginés Serrán Pagán, se encuentra sobre el jardín situado en la confluencia entre el Paseo del Revellín y la Plaza de la Constitución, justo delante del Edificio Trujillo, contribuyendo a embellecer todo el entorno de la Plaza de la Constitución.
Tiene cinco metros y medio de altura y pesa 750 kilogramos. Se considera la escultura de bronce femenina de mitología clásica más grande del mundo.
La escultura de Calipso incluye múltiples referencias directas a la ciudad de Ceuta, ya que en la diadema lleva el emblema de la Ciudad Autónoma de Ceuta, en la mano izquierda muestra una perla que hace alusión a «Ceuta, la perla del Mediterráneo» y luce en su brazo izquierdo un brazalete con los símbolos de las cuatro culturas que conviven en la ciudad de Ceuta: cristiana, musulmana, hebrea e hindú (una cruz cristiana, la mano de Fátima, la Estrella de David y un brazalete Hindi).
Según la Mitología, la ninfa Calipso era hija del dios Atlas y vivía en la isla de Ogigia que se identifica con la península de la Almina (Ceuta) o también con la isla del Perejil.
En su viaje de vuelta desde la Guerra de Troya a Ítaca, Ulises naufragó en la isla de Ogigia. En la Odisea se cuenta que Calipso vivía en una gran cueva cuya entrada estaba oculta por una parra. Al lado de la cueva había una verde pradera de perejil y lirios, regada por cuatro riachuelos y bosquecillos de olmos, chopos, álamos y cipreses.
Calipso se enamoró de Ulises, lo retuvo en la isla durante diez años y tuvieron dos hijos: Nausítoo y Nausínoo. Le prometió la inmortalidad y la eterna juventud si se quedaba para siempre con élla, pero Ulises no podía olvidar a su familia y todas las tardes se sentaba en la costa, a mirar el mar, añorando Itaca y lloraba de tristeza pensando en Penélope y en su hijo Telémaco.
La diosa Atenea pidió a Zeus que Ulises pudiera regresar a Ítaca y Zeus envió a Hermes, mensajero de los dioses, para que Calipso dejara marchar a Ulises. La ninfa obedeció a Zeus y facilitó a Ulises víveres y una nave, para que pudiera continuar su viaje de regreso a Ítaca.
El ceutí Serrán Pagán es autor de numerosas esculturas que adornan las calles y plazas de Ceuta y de las dos colosales estatuas de bronce de Hércules que saludan al visitante cuando llega a Ceuta.
Ginés Serrán Pagán
Bronce
750 kilos
5,5 metros
Paseo del Revellín, justo delante del Edificio Trujillo
14 de diciembre de 2017
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